Esclerosis Lateral Amiotrófica: Lo que Necesitas Saber

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta a las neuronas motoras, llevando a la pérdida progresiva de la función muscular. Aunque es incurable, comprender sus mecanismos, síntomas y opciones de manejo puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes y sus familias.

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¿Qué es la ELA?

La ELA afecta las células nerviosas que controlan los músculos (motoneuronas) en el cerebro, tronco cerebral y médula espinal. Estas células nerviosas son cruciales para que podamos mover nuestros músculos voluntariamente. A medida que la enfermedad avanza, estas células dejan de funcionar y los músculos comienzan a debilitarse y a perder masa. Este deterioro lleva a que, poco a poco, se pierda la capacidad de mover los brazos, las piernas y el resto del cuerpo. Eventualmente, actividades esenciales como hablar, comer y respirar se ven afectadas.

Estadísticas y factores de riesgo

Prevalencia e incidencia

La ELA afecta a alrededor de 1.59 personas por cada 100,000 cada año, con una prevalencia de 4.42 por cada 100,000. Es crucial crear conciencia y apoyar la investigación.

Factores de riesgo

Se ha identificado una predisposición genética en familias con antecedentes de la enfermedad, además, la incidencia es ligeramente más alta en hombres que en mujeres. Sin embargo, en muchos casos, la ELA aparece sin una causa clara o factores de riesgo identificables, lo que la hace particularmente desafiante para la prevención y el diagnóstico precoz.

Cuadro clínico

Inicio de los síntomas

El inicio de los signos y síntomas varía de acuerdo al fenotipo de ELA y del sitio donde estén afectadas las motoneuronas. Los de mayor frecuencia son:

  • ELA de inicio bulbar: La debilidad comienza en los músculos faciales, de la lengua y de la faringe, produciendo disartria y luego disfagia. 
  • ELA Clásica: Inicia con debilidad en los músculos distales de las extremidades superiores o inferiores.
  • ELA de inicio Cervical: comienza en las extremidades superiores, especialmente debilidad en las manos.
  • ELA de inicio lumbar: comienza en las extremidades inferiores, especialmente el pie caído.
Nervios dañados - Neurorrehabilitación

Progresión de los síntomas

A medida que avanza la ELA, la debilidad muscular puede extenderse por todo el cuerpo, llegando incluso a causar parálisis completa. Esta debilidad afecta críticamente la función respiratoria debido a la fatiga muscular en el diafragma y los músculos intercostales. Esto cambia la forma en que el cuerpo respira, reduciendo la cantidad de oxígeno que puede obtener y distribuir. En las etapas avanzadas, muchas personas necesitan ayuda para respirar y pueden enfrentar complicaciones graves como neumonía o atelectasia (obstrucción de vías aéreas), que pueden ser fatales.

Además, la ELA afecta la capacidad de tragar, lo que dificulta la alimentación y puede causar pérdida de peso y falta de nutrientes. Muchas veces, se necesita alimentación por sonda para mantener una nutrición adecuada. La enfermedad no solo presenta desafíos físicos, sino que también tiene un gran impacto emocional y social en los pacientes y sus familias. Las dificultades para comunicarse y la creciente dependencia pueden provocar estrés, ansiedad, depresión y aislamiento social.

Diagnóstico

El diagnóstico de la ELA comienza con una historia clínica detallada y un examen neurológico. Los signos de disfunción motora, pérdida de peso inexplicable y cambios en el estado emocional son clave para el diagnóstico. También es indispensable realizar  pruebas complementarias como lo son la electromiografía, estudios de conducción nerviosa, y resonancias magnéticas que ayudan a confirmar la afectación de las motoneuronas y a descartar otras condiciones neurológicas.

Tratamiento y manejo

La progresión de la ELA conlleva una variedad de síntomas que afectan tanto física como emocionalmente, lo que resulta en una notable disminución en la calidad de vida. 

Aunque no existe un tratamiento curativo, el enfoque actual se centra en proporcionar cuidados paliativos y de soporte para mejorar la autonomía y calidad de vida de los pacientes. Este enfoque involucra un equipo multidisciplinario que aborda las necesidades médicas, funcionales y psicosociales de los pacientes y sus cuidadores, incluyendo manejo de la disfunción respiratoria, fármacos, fisioterapia, soporte nutricional, terapia de deglución, terapias de lenguaje, uso de soporte ventilatorio en etapas avanzadas, cuidados posturales, manejo con neuropsiquiatría y atención psicológica para los cuidadores principales.

En resumen

Enfrentar la ELA es un desafío considerable, la comprensión de la enfermedad y los avances en su manejo pueden ayudar a mejorar la vida de quienes la padecen. Con apoyo continuo y atención adecuada, los pacientes y sus familias pueden enfrentar esta enfermedad con mayor fortaleza y contar con mayores redes de apoyo.

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